Muy cerca

A punto de nadar entre semillas de una tierra fértil y mis sueños
blandos, simples, puros, buenos e inofensivos,
me encuentro en mi lugar, tan cerca, tan mío,
siento el viento entre mis dedos y son caricias
de esta isla que me creó entre arboledas y mares calmos
para la mirada de una pareja de amantes hace veinticuatro años
y yo ya estaba aquí, mas tardé en volver,
los años que intenté entrar a un lugar que
nunca fue mío y de pronto desperté
y quise volver a mi lugar,
el que acaricia mis dedos con paciencia de madre hasta dormir
y volverme a encontrar con esa mujer que se quedó dentro
de mi alma para siempre,
la que por aquí conmigo quiso pasear
y darme así aliños para los recuerdos
que siento tan vivos como nostálgicos.
¿Cómo hacerla volver a mis manos?
¿cómo se hace un llamado efectivo,
si hace tanto que mi corazón grita?
¿cómo construir sin su sabor en mi piel?
Lo cierto es que la extraño, siento saudade
y por más que viva ella en mí,
a veces necesito un viaje por sus labios,
un paseo por su voz,
un revolcón por nuestro patio mirando al mar.
Y ahora debo decidir un rumbo
de la mano de la vida sabia y
su consejo en boca del instinto,
debo andar muy atento al viento,
porque mi cabeza no quiero contaminar
con ideas externas al alma,
el corazón del tiempo se encuentra en los hechos provenientes del alma de la vida;
del agua de un lago, de la tierra de una montaña,
de las hojas que pisa un ave y me hace voltear
y sentir que detrás hay alguien que me llama.
Y estar muy atento al viento.
Momento crucial, como cada movimiento de sombra de un árbol delante del sol.

Muy cerca.

Daniel
27.1.9
Castro.