La noche eterna, tuya,
mía, bálsamo de besos
deslizan mi sonrisa y la tuya,
como la noche nuestra.
Y con ganas de que no acabe,
con ganas,
tantas de que estés por acá,
o yo por allá,
cerca tuyo y mío
como la noche nuestra.
Hablan tus ojos,
perdón,
tu mirada de miel
me cautiva y te pongo nerviosa
porque no dejaría de verte
ni un segundo,
para verte más,
para verte bien.
Besos desde lejos.
Me gustas.
Daniel.
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