Las más pulenta del mes

miércoles, 11 de marzo de 2009

Sólo ser...















Sólo ser...

Indagando en mi memoria,
ayudado por alguna fotografía
recuerdo momentos libre,
aire puro y árboles y ríos y lluvias
y ángeles en el camino.
Y en eso, una dulce sensación de libertad
que llenaba mi interior; podía pasar
horas observando los detalles de una
piedra o el sonido del viento entre
mis manos. Podía pasar la vida
siendo libre... tan sólo bastaba ser.
Y entonces me revuelve la intriga de
encontrar una respuesta al porqué
en esta vida hemos decidido ponerle
a todo rejas, cobrar por el agua,
el aire y el andar, cohartando de esta
forma nuestro libre actuar y pensar
en vez de haber construído un camino
sólido y estable en aras de la libertad.
Y me resulta tan rebelde el seguir con
la vida tal cual está, al punto de sentir que
tal vez este no es mi lugar.
Pudiendo ser el dueño, prefiero ser peón,
pudiendo ser una gran organización,
prefieron que seamos sólo dos.
Y ocurre que en mis manos está la opción
y la sansación de confusión que brinda
el sistema en cada minuto, con cada acción.
Arrancando de ese mundo llegué al sur,
veo el mar todos los días,
siento frío en las mañanas y necesito un beso de buenas noches.
A todo eso y más estoy dispuesto por sobrevivir
mi rebeldía y no entregarme jamás.
No me rindo ni me canso porque me huele
que algo anda mal y seguro estoy de que
parte no quiero ser del culpable de todo el mal.
Quiero andar sobre dos ruedas sin mirar atrás,
sin pensar en el mañana, sólo pedalear.
¿Será posible que en el mundo pueda yo inventar una manera de viajar
y respirar? Vivir de pedalear.

¿Y realmente de qué quiero arrancar?

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