Un viaje sinuoso como ese camino o como la orilla de la playa y sus piedras también. Cada paraje será un hogar. Un sitio con árboles de abrigo será el edificio casa habitación que albergará los sueños por la noche que mañana serán convertidos a la realidad y viviré árboles que permiten traslucir la luz del sol, que me enceguecerán un poco y así de poco me importará no ver porque la vista no es imprescindible cuando se confía en la vida como lo haría pedaleando denuevo por caminos vírgenes con sensaciones extremas de alegría que no acaba hasta el día en que descendí de mi caballo a pedales y me quedé estático, enmudecido, hablando con los pies sobre la tierra y queriendo vivir encima de esa señora amiga que tantos años lleva acompañandome.
Quiero pedalear.
D.
Quiero pedalear.
D.
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