Un estado suspendido, el tiempo existe menos que antes, simplemente de pronto ya es tarde, una vez más. Asumo un ritmo, un tempo similar a uno que ya viví con aterioridad. No sé bien si venía esto yo a buscar, lo cierto es que estoy acá y he hecho de mi vida, esta realidad. Está bien, la vida es bella y el sol lo es más. Graniza bolitas de hielo y de pronto Don Sol irrumpe, se desata una batalla y en eso el tiempo deja de existir por completo, es el punto cero, reloj sin pilas, contexto sin texto. Sólo ese momento hace que la vida sea tan placentera que el resto da igual.
Un viaje sin igual, un destino lleno de sorpresas, como si el rumbo hubiera estado escrito y en la pluma que dibujaba letras en papiros de cuento antiguo, hubiera estado la mano de un duende jugando con nuestras vidas, y a la vez nosotros jugando en ellas. Gracias por invitarme a este cuento, cada aventura, un recuerdo, cada momento, una alegría, entre sol y lluvia salimos de paseo; una cueva nos dió abrigo y el sol se despedía ante nuestros cuerpos.
Como una gato negro agradecido.
D.
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