Energías fluyen y con-fluyen, se encuentran y acá estamos. Navegan por los vientos y oyen al mar en el rumbo, conocen el sonido del silencio si es que nos detenemos un segundo para oír bien. Y el resultado? Cohesión, energías que han llegado a puerto común y así la vida conjunta se construye. Hay sol, habemos cuatro que decidimos que debíamos estar unidos. Sin saber bien porqué o más bien sin preguntarse el porqué, simplemente respetando la decisión de nuestro ser, que se manifiesta en éstas energías revolviéndose como el azúcar de Manuel.
Y me acuerdo ahora de tí también, un paseo por la isla y otro par de energías que decidieron varar en una playa fuera de serie.
Azúcar al Café. Manuel García
Al amanecer el árbol dió su flor
y cantó el ave en todo su esplendor tu canción
Y al despertar no pude decir dos
pero recordé como era tu voz
diciendo amor.
Flores van girando en torno a tí otra vez,
giran como gira espuma en el café.
Y pensé en tu rostro mientras me lavé
y te vi de nuevo en el agua que se fue.
Lluvias van cayendo en torno a ti también.
Caen como cae azúcar al café.
Y la tarde fue más rara aún porque
caminé sin rumbo hasta que me encontré en el puerto.
Y al atardecer creí en el cielo ver tus ojos.
Antes de acostarme y soñar después, antes de acostarme y soñar después contigo,
escribo esta carta y tomo un café
y en su espuma gira lo que no alcancé a decirte muy bien, a decirte.