Siento un reencuentro celestial conmigo mismo.
Entre los ires, los venires, los que vienen y los que fueron, me he entregado hasta el punto de olvidarme de mí mismo. Y hasta cuándo o hasta dónde realmente podría uno continuar si inevitablemente habemos de retroceder a recobrar esa esencia que voy dejando desparramada entre abrazos, cigarrillos y cachetadas?
Me detengo un segundo.
O tal vez dos.
Para mirar alrededor
y recordar quien soy.
Sin embargo sigo aquí
y no puedo más que sentir
que es este el instante
más re lindo que viví.
El presente continúa
en el trono de lo único que tengo,
este queridísimo momento.
Salud.
Las más pulenta del mes
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Para que las ganas que tengo de nosotros, puedan florecer, necesito sentir que tienes ganas de mí. De lo vivido me llevé los mejores abra...
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lunes, 17 de febrero de 2014
martes, 13 de septiembre de 2011
Sueños
Y aunque no sepamos qué soñamos, en el fondo, lo sabemos y lo sabemos muy bien. Son esas ganas incontenibles de algo, que no tiene mucho sentido quizás o que está fuera de contexto, ese típico sentimiento fuerte que uno dice, "pero no es el mejor momento". El momento es solamente, no sé si "el mejor" u otro calificativo podría condicionar al momento; el momento es cuando las cosas ocurren, no antes, no después y así la vida se vive, en cada instante único e irrepetible, la vida ocurre.
Cada mañana me pregunto nuevamente dónde quiero que ocurran mis instantes.
Cada atardecer me doy cuenta de que vivo los momentos que ayer soñé.
Cada noche sueño las vivencias del mañana. Y cada mañana nuevamente me vuelvo a preguntar.
Y a veces sonrío al percatarme de que mis sueños se hacen realidad.
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