Cuando era época de certezas, pensaba que había un sistema, una ecuación para la vida y creía ser capáz de resolverlo, de descubrirlo y aplicarlo. Algo así como: x contexto + x decisión = x resultado activado en la vida. Creo que de alguna forma se puede establecer este sistema, no sé si se puede aplicar como regla general para todas las personas, o es simplemente el resultado de nuestras caídas y puestas de pié que nos enseñan por dónde no volver a pisar. Lo increíble es que en ciertas áreas, volvemos a pisar varias veces, hasta quizás aprender la pisada, más que dejar de pasar por ahí, el ser humano es obstinado y quiere conseguir lo que se ha propuesto a veces sin pensar si aquello hace realmente un sentido con su vida. O quizás no, quizás la forma es vivir la vida sin esperar un retorno, un sentido para la razón inmediato, quizás el sentido, no debe ser observado por la razón y sí por la intuición, porque hasta qué punto la razón es el único factor de la ecuación? pues el ser humano cuenta con una potente parte animal que tiene habilidades que no se pueden resumir en palabras o en sentidos solamente, mas sí en certezas provenientes de un lugar que no sabe dar razones pero que puede llenar ese vacío que la mente no puede completar: probablemente a eso se refiere aquél símbolo conocido con el nombre del Ying Yang, que señala un equilibrio perfecto que conforma un círculo, lo que sugiere un ciclo que ni tiene fin, la única curva perfecta y quizás sea eso lo que nos hace sentir que hemos pasado varias veces por los mismos lugares, vivencias, situaciones pero siempre permite una reflexión considerando el nuevo factor: el contexto actual. Hay entornos más adecuados para ciertos objetivos en la vida. Vivir en ires y venires de lugares que en ciertos momentos nos hacen más sentido por ejemplo explica una búsqueda, una realidad mezclada con inexplicaciones y contextos diferentes. En esta forma, de cualquier manera se obtienen aprendizajes, existe un crecimiento ineludible en cada instante, en cada vivencia. Liberar la mente para permitir un estado de incerteza es sin duda un gran desafío y un presente complejo. Qué ocurre en ese momento? nace la creatividad. De tanto observado y todo lo vivido, en la suma de lo pasado, se conjugan ideas actuales que sí tienen sentido, nacen ahí las nuevas certezas, las grandes conclusiones. Las vamos reuniendo y van conformando nuestro libro de conclusiones, que van formando nuestro ser único e irrepetible; parece ser increíble que de tanto que tenemos en común en la raza humana, ese ser completamente simétrico, la obra prima de la naturaleza, somos todos una pieza geométrica totalmente única. Sin embargo, seguimos siendo capaces de reconocernos en los demás, de sentirnos parte de una especie y de actuar como manada, de compartir comportamientos, costumbres, formas de vida.
El sur es definitivamente uno de los contextos en los que quiero y necesito vivir, pero no quiero dejar de lado la otra parte del Ying Yang, llamémosle a esta, la mitad de tono negro, es la que asimilo con las experiencias vividas en el contexto de ciudad, ese ritmo de vida más apurado y en donde muchas veces el norte parece perderse en el horizonte y encontrarse en cualquiera de los puntos cardinales. Cómo congeniar un Ying Yang para la vida? cómo establecer una forma que permita las dos partes para completar el ciclo rumbo a la perfección?
Ese es el dilema.
Una palabra FELICIDAD...
ResponderEliminarNo deje de practicar ecuaciones, no deje de hacer lo que realmente sienta que es momento de hacer, ese equilibrio que menciona se me hace que es muy esquivo a ciertos planteos, déjelos a un lado...siga haciendo crecer día a día cada hoja de ese libro de conclusiones, que al fin y al cabo en momentos dados es usual que acudamos a el, siéntase un buen autor al repasarlo y un niño en el pupitre de la escuela a la hora de escribirlo...