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¿y en esta weá se convirtió la vida?

¿y dónde quedé yo, que quería ser mujer libre como ave?

Angustia inunda mis ojos y este pendejo que tengo enfrente se dió cuenta que mi mirada no está bien.

¿y en esta weá convertí mi vida?

-Señorita, su turno.

-Déme medio de queso cheddar y medio de jamón colonial, cuál me recomienda?

-Campo Bueno, señora.

-¿Segura?

-Campo Bueno, señora.

-Ok, entonces, quiero ese.

Pasé por el sur.

La vida está muy buena. Pasé por el sur este fin de semana y me encontré con los mejores, con los hermanos. Fuimos tres nuevamente eramos más en verdad, pero fuimos los tres, quizás por última vez. Pichiquillaipe marcó una era, no tan sólo en nosotros, sino en la humanidad completa que pasó por nuestras vidas en ese tiempo e inclusive en la actualidad.

Cambian nuestras miradas, el otro día manejaba camino a chamiza, de pasada mientras conversaba con alguien que venía atrás, pasé por mi propia mirada y me sonreí al verla. Era otra, era otro. Ahora el cuento está en ver cómo lo hago para ser ese, el de allá, pero puesto acá, en el mundo velóz, en la vida más loca, rápida, menos sensible.

Abrazos, miradas, cariño, sinceridad. El sur, no tiene igual.

Ustedes no tienen igual.

Amor.

D.

Acá estoy de-nuevo

No lo sé realmente, cuando la gente me pregunta, termino siempre, sacando esa conclusión: no sé qué hago acá de nuevo. Pero estoy como nuevo, más contento que ayer, como siempre intento y más entretenido que nunca, recorriendo la jungla con asombro y con agrado, con sigilo y con astucia también, recorro observando cada mirada y su dirección, cada sol y su reflejo, cada tú y cada yo, a ver qué ocurre en el cotidiano.

Y estoy de-nuevo, puesto que vengo renovado, caminaba por el sur hace unos meses y hace unos años también. Cantaba en un balcón que tenía mirada al mar, bailaba en un techo que podía volar. Descansé, y volví a nacer, ahora estoy aquí, donde la luz del sol me vió venir por vez primera, como tú alguna vez, como cada vez que te conozco de nuevo.

De-Nuevo.

D.