Me mira fijo a los ojos. Es como si a través de ellos pudiera ver los pasajes de las calles por donde él caminaba mientras aprendía todas las cosas que me enseña cuando conversamos. Me entrega su vida, como nunca antes, me entrega su vida. Ha guardado todas esas vivencias para llegar a ese preciso momento, en ese lugar, es un instante tan sólo, mirarme fijo y decirme: Daniel, debes ser cauteloso.
Las enseñanzas de mi padre.
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