Últimamente ocurre el amor por mi ventana; pasa y deja una estela de su aroma en mi pieza. Despierto y está ahí. Parece que nunca se irá de aquí. Quédate, le digo al amor cada vez que lo veo. Cada vez asiente y está aun presente. Pero está, si duda, porque no lo amarro. Cuando amarras algo, su naturaleza le hace querer ser libre nuevamente, eso es algo que uno nunca debe hacer si lo que quiere es tener amor: apresarlo.
Lo bueno es que estamos juntos. Lo malo? no existe, la vida es buena si uno la vive bien.
Me parece que la tarea es cambiarnos al amor. Completamente. Antes de retar, amar. Antes de gritar, amar. Antes de pensar negativamente, observar el mismo pensamiento pero desde su lado positivo. Antes de siquiera pensar en decir algo de mala forma, detenerse a pensar desde el otro lado, a ver qué nos parecería que esa carga negativa viniera hacia nosotros. Porque todo se atrae, lo bueno y lo malo; entonces: ¿quién querría en su sano juicio atraer elementos negativos a su vida?, pues cada vez que emitimos una energía de ese tipo, la estamos también trayendo hacia nosotros.
Viva el cambio, pero este cambio, hacia el amor.