Pasos más cuidados, direccionados hacia donde quiero llegar. No sé realmente cómo nació la decisión, fueron etapas, desde salir de un hermoso lugar, exponiendome al vacío y al quien sabe, encontrando un lugar seguro para vivir, que el vehículo en que estaba acostumbrado a viajar haya fallado y eso me deja con la posibilidad y oportunidad de pedalear denuevo y lo hago. Y en eso me doy cuenta y recuerdo el porqué de mi viaje rumbo al sur, venía a buscar y a encontrar al verdadero Daniel, a saber qué quiere hacer el, cómo quiere hacer las cuentas de fin de mes. A darme cuenta también de que no como lo ha estado haciendo, a pesar de las experiencias, contactos, seguridad y la misma posibilidad de darme cuenta de qué es lo que no vine a hacer. No vine a no poder ver la luz del día porque trabajo en un subterráneo, no vine tampoco a dedicar mi día completo a algo que no es lo que hace levantarme por la mañana. Vine a pedalear y a inventar la manera de que pedalear me dé de comer y más. Esa es la tarea, ese es el rumbo a seguir, el norte o sur si se prefiere. Yo prefiero el sur. Hoy comencé a levantarme un poco más temprano y a utilizar mi bibcicleta como medio de transporte cada día. Espero continuar esa rutina, la verdad es que los momentos de pedaleo son casi indescriptibles, es difícil traspasar ese sentimiento de encuentro y enfrentamiento a uno mismo, en la soledad y compañia de una bicicleta y la ruta. Las cuestas mirando hacia el suelo y ninguna detención en el camino. La voluntad al volante, las emociones conduciendo. La razón decidiendo cada maniobra, el nivel de presión sobre el pedal, sobre la manilla de freno, la relación de velocidades que más acomoda y el rumbo para llegar a la meta.
Contento, muy contento.
Daniel.